sábado, 10 de marzo de 2018

Rota...



Me gusta porque no se le nota que está rota. Me contagia esa idea de que se puede seguir a pesar de tener un corazón despedazado. Yo se que lo tiene así. Le falta una pieza de esas que nunca mas va a encontrar. Ella va a vivir sin una parte para siempre, con un corazón desarmado que nunca va a volverse a armar de nuevo. Pero ella se pone de pie igual. Sigue adelante. Sigue jugando con las piezas que le quedan, sabiendo que nunca más va a volver a tener el rompecabezas armado sobre la mesa. Ella sigue caminando con ese vacío incrustado en el pecho. Sigue jugando con lo que le queda. Guarda el dolor de la pieza que le falta para otro momento. Ella se sigue poniendo de pie. No ha sanado. NO VA A SANAR. Lo sabe. Pero se pone de pie con esa fortaleza del que sabe que así será la vida de ahora en adelante. Ella ya entendió todo. Sabe que perdió la batalla. Lo sabe. Pero se ríe, y a veces disfruta. Contagia la idea de que se puede aun estando rota. Ella perdió justo lo que no tenia que perder. De todas las cosas posibles, justo esa no tenia que perderla. Y la perdió. Y le duele en el pecho y en el alma. Extraña. No se aferra de nada que la distraiga de la verdad de saber que no esta y que no va a volver. Pero ella sigue. A veces tropieza, pero tropezar mirando al cielo, siempre compensa. Me gusta saber que sigue por lo que tiene. Que no busca reemplazos. Me gusta verla porque me planta una evidencia que me cuesta asumir. Si. La gente rota puede seguir adelante. No es valiente. Es simplemente una mujer que, rota, camina igual.

Te amo...Mucho
Papa


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